Indiscutiblemente la emoción máxima que incrementa nuestra frecuencia vibratoria es el amor. Elevar la frecuencia vibratoria también va de la mano con el despertar y el cambio de conciencia que tanto escuchamos en estos tiempos. Esto significa ser mejores humanos, viviendo desde el amor en todas sus versiones: gratitud, perdón, bondad, respeto, alegría, compasión, esperanza, etc. Todo lo contrario, lo que no procede del amor: el miedo, la culpa, el orgullo, la envidia, el rencor, el juicio, la tristeza, la rabia, el control, la preocupación, el deseo de venganza, entre otras cosas, no son más que prolongaciones del ego que nos ponen en un nivel de vibración bajo, bloqueando el flujo natural de nuestra energía y obstaculizando la comunicación angelical.
Algunos consejos adicionales para elevar tu vibración son:
- Siéntete feliz. Sin importar la situación por la que estés pasando, opta por la felicidad como tu estado de ánimo constante, convirtiéndola en un hábito. Tu actitud positiva, además, inspira a quienes se encuentran a tu alrededor y atrae más experiencias dichosas a tu vida.
- Ora, medita. Aunque para algunos la meditación es otra forma de oración, normalmente se define el acto de orar como una forma íntima y muy personal de hablar con Dios, mientras que meditar se relaciona con recibir respuestas a través de la guía interior. Orar y meditar generan y fortalecen el sentimiento de estar más cerca de Dios, tranquilizando y aliviando tanto la mente, como el cuerpo y el espíritu.
- Trabaja el perdón. No existe nada más liberador y por consiguiente sanador, que el perdón. Primero perdón hacia uno mismo y luego hacia los demás. Al perdonar se recuperan el equilibrio y la paz interior. Muy sabias eran las palabras de la Madre Teresa de Calcuta al referirse al perdón: “El perdón es una decisión, no un sentimiento, porque cuando perdonamos no sentimos más la ofensa, no sentimos más rencor. Perdona, que perdonando tendrás en paz tu alma y la tendrá el que te ofendió”.
- Se agradecido. Cuenta tus bendiciones a diario. La gratitud abre las puertas a recibir más bendiciones y regalos del cielo. Además, agradecer de antemano todo lo bueno que está por sucederte, tiene un efecto maravilloso en la manifestación de tus deseos.
- Vive en congruencia; es decir, se consistente entre lo que hablas, piensas y haces. Alinea tus pensamientos con tus emociones y sentimientos para materializar tus sueños.
- Ríe más. Sonreír es una terapia instantánea, natural, efectiva, accesible a todos y que no cuesta nada. Excelente herramienta también para mitigar situaciones de tensión, desviar la atención del dolor y restar drama. Mantener un buen sentido del humor, además, nos ayuda a enfrentar los retos desde una perspectiva diferente.
- Ten fe en ti mismo. Es muy cierto eso de que si no se cree en uno mismo, nadie creerá en uno. Tú puedes lograr todo lo que te propongas.
- Libera. Deja ir todo lo viejo y obsoleto que ya no sirva en tu vida. No te apegues a nada.
- Practica el no juzgar. Todos somos diferentes. Permite a los demás ser como deseen y no descalifiques ni condenes los comportamientos que sean diferentes al tuyo.
- Renuncia a quejarte. Como cita la poeta norteamericana Maya Angelou: “Si no te gusta algo, cámbialo. Si no puedes cambiarlo, cambia tu actitud. No te quejes.”
- Vive en el presente. Acepta cada momento de tu vida tal como sucede sin preocupaciones por lo que ya pasó o lo que viene.
- Cuida tu cuerpo. Haz ejercicio, descansa y nútrete equilibradamente con alimentos sanos.
Para terminar, mi más amorosa recomendación es la siguiente: Si deseas cambiar la frecuencia con la que vibras, elige sentirte bien. Haz lo que esté a tu alcance para mantener tu estado de ánimo positivo. Obviamente, como todo lo que emprendemos, mantener tu vibración en buen nivel requiere conciencia, práctica, constancia y compromiso.
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